Todos tenemos claro el concepto de gamificación: aplicar dinámicas y diseños propios de los juegos en contextos no lúdicos como la educación o el marketing online, con el objetivo de motivar determinados comportamientos en las personas. Sin embargo, a la hora de crear una estrategia de este tipo, la mayoría de empresas comete fallos que terminarán por acortar la vida de su programa de gamificación. Te decimos cuáles son los 10 errores más comunes para que no sigas los mismos pasos.
10 COSAS QUE NO DEBERÍAS HACER EN UN PROGRAMA DE GAMIFICACIÓN
1. Pensar que la gamificación es un juego
No, la gamificación no es un juego. Es un sistema que se vale de la predisposición humana hacia los juegos y de las motivaciones que estos generan (competitividad, progreso, satisfacción personal...) para estimular y hacer más atractivas acciones que pueden resultar rutinarias o difíciles, como por ejemplo, aprender a utilizar una herramienta nueva en una empresa.
Es decir, debemos pensar en gamificación como un medio para conseguir objetivos previamente fijados (empresariales, educacionales), no como un videojuego cuyo único fin es la diversión. Si piensas que la gamificación solo consiste en colocar un futbolín en la oficina, vas por mal camino.
2. Centrar tus esfuerzos en los sistemas de puntos
Este es el error más común: creer que se puede gamificar cualquier proceso añadiéndole puntos, rankings e incentivos. ¡Incorrecto! Aunque es válido incluir sistemas de recompensas como puntos o clasificaciones, no debemos olvidar que el verdadero atractivo de los juegos es la experiencia global que obtenemos de ellos.
Ningún juego que ponga énfasis en la mera acumulación de puntos sobrevivirá mucho tiempo. Y es que, aunque al principio de cualquier juego adictivo los jugadores están muy motivados, si el tipo de participación es repetitiva y básica (basada en interacciones superficiales), el interés se perderá con el tiempo.
3. Colocar las recompensas como incentivo principal
Al igual que ocurre con los sistemas de puntos, un programa de gamificación no puede tener como motivación principal las recompensas, ya que estas actúan solo como motivadores extrínsecos. Lo ideal es crear un sistema que combine motivaciones internas, como factores sociales, con motivaciones externas, como premios, puntos, emblemas, etc.
4. Olvidarte del factor social
Los juegos más populares de hoy en día comparten una característica: la posibilidad de colaborar, cooperar y competir con otros jugadores.
La mayoría de los programas de gamificación olvida este factor y pierde las interacciones que este genera de forma natural. Por ejemplo, en el programa de gamificación de Súper Recicladores los usuarios pueden compartir sus logros con sus seguidores en redes sociales y competir con otros miembros del programa. Esta es una motivación puramente intrínseca que alargará la vida del programa.
5. Obligar a participar
Algunas empresas utilizan la gamificación interna como un sistema para aumentar la productividad de sus trabajadores de forma agresiva, por ejemplo haciendo que sus salarios o su permanencia en la compañía dependan de los puntos que obtengan en el programa.
Esta mala práctica elimina los beneficios de la gamificación, ya que en vez de convertir el trabajo en algo más ameno y divertido, lo transforma en una labor más estresante y sin motivación. Los trabajadores participan por miedo y no de forma voluntaria.
6. No proporcionar cierta autonomía y control a los jugadores
Si ponemos demasiados límites a las opciones de un programa de gamificación, los usuarios se terminarán aburriendo y la abandonarán. Por ello es importante prever y aconsejar el uso de trucos o atajos que les mantengan motivados durante más tiempo.
7. No contar una historia
Casas encantadas, princesas secuestradas, tesoros que localizar... Todos los juegos de éxito cuentan con una potente estrategia de storytelling. Y es que a través de relatos e historias atractivas, exploramos y actuamos en las emociones de las personas. Es la manera más eficaz de crear una fuerte conexión emocional con ellas.
El storytelling da sentido y coherencia a al programa de gamificación, le dota de diferenciación y estatus, crea recuerdo y empatía...
8. No saber qué motiva a tus jugadores
Para construir una plataforma de gamificación eficaz es necesario conocer las motivaciones intrínsecas y extrínsecas de las personas que formarán parte de él. Estas suelen estar relacionadas con el reconocimiento profesional, la satisfacción personal, el sentimiento de pertenencia a una comunidad, la autonomía, etc.
No olvidemos que las motivaciones intrínsecas son las que ayudan a motivar a las personas a largo plazo.
9. Crear un sistema desequilibrado y rutinario
Para mantener la motivación de los usuarios es importante que ellos sientan que pueden subir de nivel en cualquier momento.
Veamos el ejemplo de una plataforma de gamificación comercial. El mejor vendedor de la empresa no se sentirá motivado si sabe que ninguno de sus compañeros lo podrá superar, ya que cuenta con un elevado número de puntos. Del mismo modo, los comerciales que no vendan tanto se desmotivarán si creen que nunca podrán alcanzar los primeros puestos.
Por ello, es necesario incluir diferentes niveles de participación, lanzar retos inesperados, sorpresas, desafíos, etc. De esta forma, el programa fomentará la mejora continua.
10. No ser divertidos
Y es que la diversión es el elemento principal para despertar la motivación de las personas implicadas en la plataforma de gamificación. Sin ella la gamificación en entorno no lúdicos no tiene sentido.
Estas son las 10 cosas que NO debes hacer en un programa de gamificación. ¿Conoces alguna más? ¿Cuál crees que es el punto más importante a evitar para tener éxito?
