La gamificación es una excelente herramienta para potenciar los resultados en una organización. Ya sea para mejorar la implicación de los recursos humanos, la motivación de la fuerza comercial o la fidelidad de nuestros clientes, la gamificación funciona siempre y cuando se respeten los principios básicos que hacen que un juego sea atractivo. Veamos cuales son...
Está en nuestros genes, nos encanta jugar. Desde muy pequeños obtenemos importantes recompensas físicas y emocionales por cada progreso que alcanzamos en ese increíble sistema de aprendizaje que es el juego.
Y ese romance con el juego continua en nuestra edad adulta. Por eso cualquier cosa que se parezca mínimamente a jugar es irresistible. Por eso utilizar pautas de juego en actividades o tareas “serias” las hace exponencialmente más atractivas y apetecibles a nuestros ojos. En eso consiste la gamificación, en hacer que todo parezca un juego para multiplicar los resultados.
Pero gamificar un proceso, un sistema o una organización no es tan simple como pueda parecer a simple vista. Más allá de buscar un buen storytelling o un buen sistema de incentivos, es necesario contemplar todas las claves que hacen que un juego funcione.
A continuación enumero las 10 dimensiones esenciales que todo sistema gamificado debe integrar. Un pequeño check list que te servirá para comprobar rápidamente si tu proyecto de gamificación está listo para despegar:
1. SIMPLICIDAD
Al menos inicial. Para que un juego funcione la curva de aprendizaje no puede ser demasiado alta, ni demasiado baja. El esfuerzo para alcanzar los primeros logros debe ser asequible y estimulante. A partir de ahí la complejidad debe aumentar de forma paralela a las habilidades de los jugadores.
2. AUTONOMÍA
La posibilidad de tomar decisiones autónomas es fundamental en un sistema gamificado. Desde la participación voluntaria (un juego no puede ser obligatorio), a la capacidad para asumir riesgos que puedan reportar ventajas o penalizaciones. Sin cierto grado de libertad no hay gamificación posible.
3. MOTIVACIÓN
Detrás de la participación en un juego, además de la diversión, debe existir una motivación implícita o explícita por parte de los jugadores. Y esta motivación es la que más hay que orientar hacia objetivos en un sistema gamificado. Puede materializarse de muchas formas: privilegios, incentivos, reconocimientos...etc.
4. SENSACIÓN DE PROGRESO
Es la esencia de cualquier juego. Es la esencia de la vida. Progresar, acumular, alcanzar ventajas o nuevos retos. Un buen sistema de gamificación debe tener una escala de progreso consistente y equilibrada, que estimule el desafío para mantener el interés, pero que no sea tan difícil como para generar frustración y abandono prematuro.
5. FEEDBACK PERIÓDICO
Un jugador no sabe si lo está haciendo bien o mal sin un feedback de sus progresos. Un sistema gamificado debe reportar información periódica a los jugadores para recompensar su buen trabajo, estimular nuevos intentos o marcar nuevas metas más complejas.
6. FACTOR SORPRESA
La rutina mata la diversión. Por muy atractivo que sea un juego, si su mecánica o recompensas responden a una pauta previsible y repetitiva es muy probable que la gamificación fracase. Es muy importante introducir elementos sorpresa que reporten ventajas o penalizaciones inesperadas. Está demostrado que muchos jugadores prefieren un logro inesperado a uno previsible, aunque su valor pueda ser menor.
7. RIVALIDAD
Competir e intentar superar a un rival es otra de nuestras motivaciones ancestrales. Y el juego la lleva incorporada de serie. Por eso introducir dosis de rivalidad sana es siempre muy positivo en cualquier programa de gamificación. Eso si, debe modularse con cuidado para evitar derivas excesivamente competitivas o abusos.
8. DIVERSIÓN
No olvidemos que estamos hablando de juegos. Un sistema gamificado, por muy orientado a resultados que esté, debe tener una proporción razonable de diversión pura, sin más objetivo que pasarlo bien. Es el contrapeso necesario para el esfuerzo orientado a objetivos concretos.
9. COMUNIDAD
Jugar solo es, muchas veces, aburrido. La interacción con otras personas, directa o indirecta, es fundamental para establecer vínculos estables con el juego. Por eso el sistema de gamificación debe incluir un “plan de socialización”, es decir, una red de vínculos entre jugadores, equipos y rivales que estimule la sensación de pertenencia a una comunidad.
10. STORYTELLING
He dejado para el final una de las claves más populares y comentadas, aunque no por ello mejor conocidas ni menos importante. El juego implica la entrada del jugador en lo que Johan Huizinga denominó “El círculo mágico”, la frontera que separa el ámbito de un juego del mundo real. Un espacio en el que los jugadores se sumergirán mentalmente, en el que asumirán el juego como real y en el que aceptarán sus normas como inquebrantables. Y para crear un círculo mágico necesitamos, sin duda, un buen storytelling.
Estas son las 10 claves que, en base a mi experiencia, incrementan exponencialmente las posibilidades de que un programa de gamificación funcione. Por supuesto su orden no es necesariamente este, y en cada proyecto será necesario ponderar el peso de cada una, pero sin duda todas ellas deben estar presentes.
Y tu, ¿conoces alguna clave más para gamificar con éxito?
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Gamificación.23 junio, 2015