El amor, esa fuerza que lo mueve todo, hasta montañas si hace falta. Está en todos lados: sentimos amor hacia nuestra familia, nuestros padres, nuestros amigos, nuestra pareja, ¡hasta hacia nuestras marcas favoritas! Sí, como lees. El poder del amor alcanza límites inimaginables. Y ya si hablamos de las formas que existen para demostrarlo, nos faltan líneas para contarlo. Porque, ¿quién no ha hecho nunca alguna locura por amor? Todos, seguro. Tanto, que en las redes sociales nos encontramos con muchos fans que las han hecho por sus marcas, sin ser obligados y sin que se les pidiera nada a cambio, simplemente porque les ha salido de lo más profundo de su corazón. ¡Qué bonito!
Apunta al corazón
Saturación y más saturación. Así es el mundo actual en el que vivimos. Porque sí, hay que reconocer que estamos saturados de información. Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, estamos recibiendo continuamente bombardeos publicitarios: anuncios en la tele, vallas publicitarias en el metro o de camino al trabajo en el coche, periódicos, sin olvidar toda la publicidad que recibimos a través de las redes sociales.
A todo lo anterior debemos sumarle la situación que se nos plantea cuando vamos al lineal del supermercado a comprar un determinado producto. ¡Qué horror! Nos encontramos con varias marcas para elegir. Y ahora, ¿con cuál nos quedamos? Elegir entre una marca u otra cada vez nos cuesta más porque todas nos ofrecen lo mismo. Es muy difícil que, ante un mismo producto, una marca pueda destacar su ventaja diferencial para sobresalir entre sus competidoras y ser la triunfadora que se va al carrito de la compra del consumidor.
Entonces, yo como marca, ¿qué hago ahora? ¡Si no puedo diferenciarme! Lo primero: no desesperarte. Lo segundo: ponte tu disfraz de Cupido y apunta al corazón de tus consumidores.
No es una locura, de verdad que no. Las reglas del juego han cambiado. Ya no podemos buscar posicionarnos en la mente del consumidor, tenemos que avanzar más y tocarles la sensibilidad, seducirlos, emocionarlos. Porque, como te dijimos al principio, el amor mueve montañas.
Y el amor llegó al Social Media
Muchas marcas están con nosotros desde nuestra niñez. Seguro que al leernos te han venido a la cabeza algunas que usaba tu madre cuando eras pequeño y que ahora tú sigues usando en tu día a día, ¿a que sí? Marcas a las que les tienes un cariño tan especial, que ya pueden lanzar otras marcas el súper producto del año que no vas a serle infiel a tu marca por nada en el mundo.
Pues hay muchos usuarios que este amor incondicional hacia algunas marcas lo tienen grabado a fuego. Personas que aman tanto a su marca, como si de una religión se tratara y que han hecho locuras, como tatuarse el logo de su marca favorita en su cuerpo o hacer horas y horas de cola para comprarse el último producto lanzado. Muchos de ejemplos podemos verlos en Ben&Jerry’s. La marca de helados tiene casos tan peculiares de superfans, que han creado un apartado en su web dedicado a ellos. Uno de los casos que más nos gusta es la historia de Keytha y Sheila, dos enamoradas de Ben&Jerry’s que la tienda más cercana que tienen está a 140 kilómetros. Pues llevan 4 años recorriendo esos kilómetros en bicicleta para disfrutar de su helado el día del cono gratis. ¡Amor verdadero!
Y ese amor total por las marcas ha llegado también al terreno de las redes sociales, dando un punto muy positivo a la reputación online de las marcas. Un buen ejemplo de usuarios fieles son las mamás digitales las cuales, sobre todo, usan Twitter para contar a sus seguidoras las experiencias que han vivido con algunas marcas de las que usan.
Y a nosotros, los community managers, no sabéis lo que nos gusta abrir Facebook, Twitter o Instagram y ver muestras de amor de nuestros usuarios: fotos con productos de nuestras marcas, mensajes de apoyo… Os podemos asegurar que, en muchos casos, se crea un vínculo tan bonito, que parece que conoces a esa persona físicamente, porque con muchas de ellas puedes llegar a hablar casi a diario.
Lo mejor de esta fidelidad es que este tipo de reacciones son espontáneas, sin que haya detrás una promoción, un premio. Lo hacen de corazón, sin que le des nada a cambio. Un ejemplo claro lo tenemos con Frigo porque, ¿quién no haría lo que fuera por volver a comerse un Twister Choc o un Frigurón? Mirad qué cositas nos encontramos por sus redes:
1. Nuestros amigos de Yo fui a EGB nos mencionan muy a menudo, y las muestras de cariño son infinitas:
2. Los helados más entrañables de Frigo son los más deseados, generan cientos de comentarios e, incluso, circulan por las redes movimientos que luchan por conseguir su vuelta al cartel, como es el caso del Twister Choc:
3. Cuando los usuarios descubrieron que este año Drácula no estaba disponible en cartel, ¡se lió una buena!
4. Os dejamos también un caso reciente que nos encantó: el grupo de música Sidonie publicó, en su muro y de forma voluntaria, el cartel del año 84 y vaya revuelo causó:
Y ahora, con todas las herramientas de social media que existen, es muy fácil y rápido detectar a estos usuarios. Por eso, es muy importante contemplar, dentro de las estrategias en redes sociales, el análisis y la monitorización diaria, para que no se nos escape nada.
Como último consejo, te recomendamos que, si al realizar tu monitorización online te encuentras con muestras de cariño que te han derramado alguna lagrimilla, puedes aprovechar para hacer más feliz a tu usuario enviándole algún tipo de regalo o premio por su fidelidad. Así, aumentarás la reputación online de tu marca porque, recuerda: el amor es el nuevo engagement.
3 septiembre, 2015
Departamento de Social Media de Gestazión.